Si te postran diez veces, te levantas
otras diez, otras cien, otras quinientas.
no han de ser tus caídas tan violentas
ni tampoco, por ley, han de ser tantas.
¡ Todos los incurables tienen cura
cinco minutos antes de su muerte !
No te des por vencido, ni aún vencido,
no te sientas esclavo, ni aún esclavo;
trémulo de pavor, piénsate bravo,
y acomete feroz, ya mal herido.
Ten el tesón del clavo enmohecido
que ya viejo y ruin, vuelve a ser clavo;
no la cobarde estupidez del pavo
que amaina su plumaje al primer ruido.
Procede como la hija de un soldado que nunca llora;
o como Lucifer que nunca reza;
o como el robledal cuya grandeza
necesita del agua, y no la implora.
No hay comentarios:
Publicar un comentario